- Estoy sensible… -Krit apoyó lánguidamente un brazo en la barra y deslizó su cabeza en el hueco del anticodo.
- Pues no tengo drogas –Ka bebió su cerveza de un trago. Instintivamente saqué la cartera y abrí la cremallera del bolsito secreto. Vacío.
- Me duele todo.
Quise llamar a la camarera para pedirle ibuprofeno, pero estaba tan ocupada pendoneando con un traje arrugado con corbata chillona que no oyó mis gritos.
- Es que a veces se hace muy difícil…
- ¿Qué te pasa? ¿Los vaqueros te aprietan los huevos? –Ka parecía preocupado.
- No es ese tipo de dolor. Lo que me duele es la vida.
- Que no leas el periódico, ni veas el telediario. ¿Tengo que ir otra vez a tu casa a quemarte todo lo que tengas de papel?
- No me hace falta leer. Sólo tengo que mirar alrededor. Veo cosas que me hieren. La hipocresía, la indiferencia, el egoísmo, cómo nos tratamos los unos a los otros…
- En serio, vamos a pillar –Ka sacó las monedas que le quedaban y echó cuentas.
En el bar, un chico moreno le ponía los cuernos a su novia; una mujer vestida de negro le daba una puñalada trapera a su amiga; dos amigos se deseaban sin decírselo; los de la mesa dos criticaban a los de la cinco, que a su vez nos criticaban a nosotros; una paloma cagaba en la cabeza del calvo que estaba en la puerta; nuestras jarras estaban vacías porque la camarera seguía putaneando…
- Ay… -Krit suspiró, mientras una lágrima serpenteaba entre los granos de su mejilla-. Cómo duele…
Nena, estudia secretariado o algo, porque si vas a escribir como el culo, nos buscamos a otra.
ResponderEliminarEh, no es culpa mía. Tengo al word rebelde...
ResponderEliminarKa es tremendo puto.
ResponderEliminarPues a mí me gusta como escribes, así que pasa del secretariado,..., ni se te oucrra.
ResponderEliminarSalud