martes, 22 de marzo de 2011

2+2=7

- Dicen que hay una vieja que vende sueños.
- ¿Te refieres a la dueña del puticlú donde la playa? -Ka siempre presumía de conocer a los dueños de los locales interesantes.
- No, sueños de verdad. De los que se tienen incluso cuando duermes.
          Krit conocía a tanta gente que siempre se enteraba de cosas sorprendentes. Una vez nos contó la historia de una mujer que había vendido las escaleras de su casa a unos andamistas, y que luego tenía que subir en globo y aterrizar en el balcón. Al principio no le creímos, hasta que nos explicó que lo hizo para poder pagar la hipoteca.
- ¿Qué sentido tiene coleccionar sueños? Es lo más inútil que se puede hacer -Ka hablaba distraídamente, mirando ensimismado a la camarera.
- No quiero una colección. Quiero uno.
- ¿Sólo? -Ka ni se inmutó cuando di una palmada delante de sus narices.
- Dicen que los vende de diferentes tipos. Los hay de varias horas y que luego no se distinguen de la realidad. Sé de uno que compró una ilusión pasajera que acabó olvidando, pero le quedó la sensación para siempre. Y también los tiene de sabores, o con el calor de la cocina de carbón que tizaba tu padre cuando eras pequeña.
- Yo te aprecio, pero eres tonto. ¿Para qué necesitas un sueño? -Ka quiso llamar la atención de la camarera lanzándole un cacahuete al escote.
- Esa es la cuestión. No lo necesito, y por eso lo quiero. Voy a pedirle uno que dure apenas un minuto, pero que pueda tenerlo una y otra vez sin que se me gaste.
         Una sonora caricia en la mejilla de Ka puso fin a la conversación, y nos dejó claro que esa noche no beberíamos más cerveza.

2 comentarios:

  1. ¿¿¿cuándo coño se va a garchar a la camarera, che???

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  2. Cuidado con los sueños, puede suceder lo mismo que con los deseos, son tan parecidos... y ya sabes, que a veces, los dioses castigan a los hombres concediéndoles sus deseos.
    Salud

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